Ladies and Gentlemen, meine Damen und Herren, Señoras y Señores... Mesdames
et Messieurs, bienvenidos a este barco, a esta ciudad flotante que se
parece en todo y por todo al Titanic, calma, permanezcan sentados, el
señor del fondo se ha tocado, lo he visto perfectamente, bienvenidos al
océano, por cierto, qué hacen ustedes aquí, me apuesto lo que sea a que
tenían a sus acreedores pisándoles los talones, llegan con unos treinta
años de retraso a la fiebre del oro, querían ver el barco y luego no se
han dado cuenta de que había partido, han salido un momento para comprar
cigarrillos, en este mismo instante su esposa está con la policía,
diciendo que era un buen hombre, normalísimo, ni una pelea en treinta
años... En fin, ¿qué demonios están haciendo aquí, a trescientas millas
de cualquier jodidísimo mundo y a dos minutos del próximo ataque de
vómito? Pardon madame, bromeaba, fíese usted, en este barco se va como una bola sobre el billar del océano...
Alessandro Baricco
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